«YUSSEF»

Empezando por describir al personaje, como uno de los escasos hombres que en contacto con la sociedad desarrollada, desconocía lo que era el futbol.
Hombre de mas de seis pies de alto como describía María Luisa Estafanía en aquellas novelas del oeste americano, que de una sentada o un recorrido de ida y vuelta en el metro madrileño se leía. Lo mismo quién las escribía. Las que los muchos aficionados a esas lecturas, transportaban en el bolsillo trasero de su pantalón. Allá los años 50.
E personaje central que describía, la mayoría de las veces, no desentonaría con él de este relato. Era como un Gary Cooper, de andar altivo, de acusada delgadez, de rostro alargado, pero a diferencia, de piel aceitunada, sino azul, por el tinte desprendido de sus vestidos.
Nativo, para los que allí habitamos las tierras saharianas, hombre azul para los que recorren el desierto. Por vestimenta, su larga tunica celeste de fino hilo, sus dorsales abiertos para que el aire circulase refrigerando. A veces, un turbante negro, rodeando su barbilla, dejaba su cara al descubierto y en sus pies, calzando unas nailas resecas de piel de camello. Era toda su indumentaria

Acudía con un saco, que la escasez del agua, hacia mucho tiempo la había olvidado. Lo transportaba sobre su hombro cogido por su abertura enrollada y asido con una sola mano.
En su interior, unos paquetes de tabaco, que vendía cigarro a acigarro, cachuetes, caramelos, galletas, bolsas de patatas fritas y una gran lata de sardinas en aceite, envuelta en plastico de la que las sacaba mezcladas con arena. Milagrosamente, conservaban su jugo, tras varios días abierta. Media docena de barras de pan. Era el completo.
Se sentaba en el cuerno de una duna, en cuyo hueco, que protegia del viento, un tte. Todos los dias daba su teorica de orden de combate a sus mas de doscientos reclutas.
Sus primeras palabras siempre eran las mismas. Mi tte, segue, que tu habla mu bien io vengo a escucharte. Tras el saludo de buenos días de ese mando. Este continuaba la teorica.
Llegaba el alto del bocadillo, el oficial, hacia la correspondiente propaganda recomendando no compraran otra cosa, que les pudiera provocar una disentería
Con su venta, el nativo, de nombre ben….ben …ben yussef (hijo de…hijo de…hijo de yussef) ganaba escasas pesetas, suficientes para hacerse con su harina, te y azucar de pilón, pues las otras viandas se las proprorcionaba su ganado.
Así, su joven mujer y sus cuatro güalletes de corta edad, iban tirando de la vida. Habitaban en su haima, a un par de kilomertros, donde su tte como el decía, impartía la teorica.

Preguntaba, despues de explicar ¿que es un abrigo? ¿que una cubierta? Nunca entendió para que un soldado tenía que contestar a eso y menos, a lo que era un angulo de tiro, una trayectoria o un angulo de situación, si muchos de sus reclutas, no sabían leer ni escribir y esos mejor que ninguno, se protegían del fuego enemigo o de su visibiidad, sin tener que enseñarlo.
Era tiempo de largas explicaciones como, el que hacer para confundirse con el terreno. Cosa dificil en el desierto de solo arena. Sino era enterrandose o colgado de las crines del camello para ocultarse. Lo que hacían los que antes se convirtieron en enemigos de españa o recordar aquel recluta pelirrojo, que al preguntarle ¿si te encuentras en un campo de trigo con sus amapolas, de que te camuflas? Su contestación, le bautizó para todo su servicio militar “de amapola mi tte”

Despues de esa primera parte, de la pesada charla, tras la que despues del descando le seguiría la practica, se sentaba todos los día con yussef.
La pregunta diaria ¿mi tte. Por que no casas? Tu eres tte. Tene dinero y esta forte, una nemora, te limpia casa, te hase comida, lava tu ropa y por la noche, chapa que chapa. Le sucedía la invitación hospitalaria a tomar el te en su haima.
Moralizaba sobre lo que es el amor. Pero para él, alá, había puesto a la mujer, solo para esos que haceres tal y como mahoma decia, le habia relevado.
Un dia, un recluta le compró uno de sus bocadillos. Tras haber untado una barra de tierno pan con el aceite de las sardinas, que a falta de cuchilo, empleaba sus dedos de uñas negras, introdujo tres sardinas que le dejaron sus manos impreganadas. Las lavó con el agua del desierto, la arena.
El recluta junto con otros permanecían a nuestro lado sentados sobre la arena.
Yussef preguntó a su tte. ¿ quien e el tiniente que juega contra un equipo de tercera division?
._ no entiendo._ si mera, e un tte que juega, solo, contra un equepo. ¿e de la legión o nomadas?
._ sigo sin comprender, en futbol, son once contra once
volvia, erre que erre a lo que preguntaba
-_ ¿yusef de donde sacas eso?.
_ mera, me tte. Esta semana no hay partidos, la lega se ha termeinado y pone quenela equepos de tercera e uno de ellos e onteniente (un teniente)_ elche.
La carcajada de los reclutas la oyo la javara quien como buen coreo sahariano llevo la noticia a lugares lejanos.
Defender a yuseef y dominar la risa para no ofender a su amigo, fue un hecho heroico para ese oficial.
En fin ¿quien a este hombre del desierto? Le va hablar y hacer comprender, que su tierra tiene fosfato y petróleo y que los que conocen el futbol, no como él, son capaces de destronarle de su haima, sus güalletes o sus largas noches de charla, donde no participa su mujer, degustando su te en compañía de sus amigos hasta el amanacer.
A cambio, podrán construir el edificio mas alto de mundo como en dubai. En los coches mejores del mercado se podrá trasladar. Disfrutará de los jardines, de pistas de esqui artificial. Es como si te traen de las indias como hizo colon para demostrar que a nuevo mundo llegó.
Pero esos indios regresaron, a lo que similar, pero diferente este saharui, nunca le gustaría abandonar, su desierto con su saco y su tte, que le sacará de sus dudas.
Yusef, cuando, ese tte disfrutaba de su permiso de colonial, una tarde, vendía las cosas de su saco a traves de la alambrada perimetral del campamento, pues su amigo con el que todos los dias charlaba, no acudía a su duna.
Un malnacido, le quiso robar una de sus escasas pertenencias, cuando con una navaja, sacaba punta a un palo. En el forcejeo, le hizo un rasguño en una mano al ladrón. Le acusó de querer acuchillar.
Fue conducido al calabozo en espera de que la policia fuera en su busca. En él, lloraba. !! Qui venga el tte, barber, el mi conoce y sabe qui io no puedo hace mal¡¡
Cuando su tte. regresó del permiso, sus compañeros le preguntaban ¿que es lo que le has dado al nativo que no hacía mas que preguntar por ti?
. _solo trato de persona a persona, no como el soberbio, que mucho conoce, trata al que nada sabe.
A los casi 50 años de este hecho cuando entonces, esos o más rondaría. Yussef. Habrá llegado al paraiso, no necesitará agua, su saco estará limpio, lo mismo que sus manos. El calor se lo disipará las sombras de los árboles, el sonido del correr el agua, su música, junto a él, las uries mas bellas, despidiendo los olores mas sensuales de los perfumes orientales, sus finas sedas de cachemira acariciaran sus cuerpos en los movimiento de las danzas que dedicaran a yussef. Ya no tendrá dudas, de que tte, jugará solo contra otro equipo. Alá se las resolverá.

«Teniente» Enrique Barber

Barber Buesa, Enrique. (B) 21-12-2019
Intendencia.
El Aaiún. 1968-1969


Otros relatos del mismo autor:
Relato 080.- “RECUERDOS SAHARIANOS”
Relato 121.- “YUSSEF“