“YO TAMBIÉN TUVE MIS ÁNGELES DE LA GUARDA EN LA MILI”

Quiero empezar a narrar esta pequeña historia de mi estancia en la MILI, durante el año 1975, en el territorio del SAHARA ESPAÑOL, han transcurrido ya 31 años de cuando marché a aquellas tierras tan lejanas entonces y tan cerca de mi corazón ahora.

Desde el mismo instante en que el sorteo deparó mi destino, todo fue un cúmulo de circunstancias adversas, a mi padre ya muy delicado de salud, ese sorteo le supuso un golpe, del que desgraciadamente no se recuperó, falleciendo 3 años después, en el 1978 con apenas 51 años, la edad que tengo yo ahora. Esto como es de imaginar me hizo ser muy cauto en las cartas que escribía casi a diario tanto a mi casa como a mi novia, con lo que decía y con mis manifestaciones de la situación personal, que lógicamente, siempre les decía lo bien que estaba y que sólo lamentaba la lejanía y la falta de contacto con todos, mis padres, hermanos, mi novia y mis amigos, a ellos, yo siempre les decía que estaba muy bien y no necesitaba de nada, ya que no tenía sentido por mi parte, el hacerles ver las posibles carencias que teníamos y los malos momentos que de vez en cuando pasábamos, y además por otra parte, como relataré más adelante, tampoco les mentía mucho, pues hoy después de leer, relatos, vivencias y avatares de otros compañeros, me puedo considerar afortunado, de lo que fue realmente mi periodo de servicio militar.
Siempre había oído que cada persona tenía SU ÁNGEL DE LA GUARDA, dejando al margen las creencias religiosas de cada persona, tengo que manifestar que yo tuve mis ÁNGELES DE LA GUARDA EN LA MILI, hechos realidad en distintas personas y, me explicaré.
Esta aventura comenzó un 20 de Enero, incorporación al cuartel de Cáceres, pasando allí una noche, donde ya los graciosos de turno, hicieron de las suyas, me quitaron el cubierto y alguna cosa más, yo en mi ignorancia parecía que se me venía el mundo abajo, pero hete aquí que apareció mi PRIMER ÁNGEL DE LA GUARDA, UN PRIMO HERMANO MÍO, Antonio, que ya era veterano en Cáceres, me hizo ver la poca importancia que tenía el suceso y ya antes de levantarnos tenía todo lo que me había desaparecido e incluso algunas cosas más, además del subidón de ánimo que me insufló, tanto con sus palabras como con sus consejos.
Al día marchamos en el tren hacia Madrid, y allí no llevaron a un cuartel en EL GOLOSO, estuvimos otro día, hicieron las listas los administrativos y nos daban esas placas metálicas con un número y nos decían que era para si nos matábamos, poder ser identificados, ¡ joder con el ánimo que eso daba !, y por la noche en unos barracones, sin cristales , casi sin mantas, la pasamos peor que mejor, nos fuimos a la cama o lo que fuera aquello sin cenar, pero nuevamente apareció otro ÁNGEL DE LA GUARDA, quiso la casualidad que estuviera allí ALFONSO, conocido del pueblo de mi novia, hoy mi mujer, EL TORNO, y que a su vez era novio de una íntima amiga nuestra, como sabía de las tribulaciones y penas que estábamos pasando, apareció con un petate lleno de huevos cocidos, chuscos de pan y varias mantas, que nos solucionó el cenar y hacer más llevadera esa noche, lluviosa, fría, donde se oía llorar en silencio, el miedo a lo desconocido , pero ahí estábamos y había que afrontarlo con el mejor ánimo posible.
Por fin llega el día 23 de Enero 1975, bien temprano nos llevan al aeropuerto de CUATRO VIENTOS y allí antes de embarcar nos dan una pastilla, que nos la tomamos con el agua de una manguera, dicen para evitar el mareo, pero y ¡ el miedo ¡ qué nos lo quitaba ¡ y entramos en la panza de un HÉRCULES, cuyas cinturones de seguridad era una soga que nos íbamos pasando unos a otros por delante por una argolla. Y así dos o tres horas después llegamos al territorio del SAHARA, al bajar del avión nos esperaban los legionarios para intentar que te afiliaras a la Legión, trataban de hacernos ver las ventajas, el dinero que se ganaba, etc. Estuve a punto de enrolarme, pero al pensar en mi padre, en sus advertencias, creo que si lo hago, hubiese aumentado de una forma considerable el disgusto que ya de por sí tenían encima, y así llegamos AL BIR Nº 1. Íbamos de Plasencia, Antonio Martín y Carlos Cordero, Antonio que ya estaba casado y tenía un hijo, se alistó a la Legión y Carlos se declaró “ presunto excluido “. Una vez que formamos, nos alistan, facilitan la ropa y me toca ir a la 2ª CIA, fuera del recinto, a las tiendas de campaña, Nº 19, jamás lo olvidaré, aún recuerdo de aquel periodo de instrucción algunos nombres, JOSÉ LUIS BLASCO, AGUSTÍN BOADA ( era y espero siga siendo un gran médico, canario, me tuvo que atender de una lipotimia de sufrí) Pepe Blázquez etc. Y como no podía ser menos allí aparecieron mis DOS ÁNGELES DE LA GUARDA, uno de ellos , CEFERINO GARCÍA, antiguo compañero de estudios y de curso en mi época de estudiante interno en un seminario, estaba de auxiliar en otra compañía, pero sus buenas relaciones y veteranía, era cabo 1º, me dieron muchos ánimos, y me sirvió para que los días de servicio de la compañía, siempre fuera destinado a VÍVERES, es decir a descansar y no hacer casi nada.
Pero no estaba sólo Ceferino, sino que también estaba FABIÁN, vecino de mi barrio en Plasencia, estaba de “ chispa “, él me ayudó en muchas cosas, una de ellas que había que acostumbrarse a comer del RANCHO, su compañía y consejos me hicieron mucho bien, tanto que algunos de ellos jamás los olvidaré, así que por estas circunstancias favorables de quienes llamo mis ÁNGELES DE LA GUARDIA en el Bir, pasé el campamento bastante mejor de lo esperado, y sobretodo durante esos momento de bajones de moral, siempre tenía la palabra amiga de ánimo, LOS QUE HEMOS PASADO POR ESTO Y ESTÁN LEYENDO LO REMEMORARÁN COMO SI FUERA AHORA MISMO.
De esta manera, unos ratos mejores y otros peores, fue pasando el tiempo del campamento, recuerdo como si fuera ahora mismo, esas largas caminatas para llegar al comedor, esos ratos dentro de las tiendas, el calor durante el día y el frío húmedo de las noches, ese leer y releer las cartas que iban llegando tanto de la novia como de casa, ese mirar en esas noches tan estrelladas al cielo y ver esa OSA MAYOR, que yo sabía que en algún momento mi novia también estaría mirando, la nostalgia nos invadía y la añoranza de los seres queridos hacía que pasara algunos momentos jodidos, pero había que ser fuerte, y por ese motivo en todas mis cartas contaba a los míos, lo bien que lo estaba pasando, que eso era como una película de aventuras etc. Todo menos contar los temores que nos invadían, porque no hay que olvidar que los rumores circulaban a diario, que si había atentados, que si íbamos a entrar en guerra etc., la revista CAMBIO 16, circulaban de tienda en tienda cuando alguien traía alguna de El AAIÚN.
Una vez juré bandera, 9 de Marzo de 1975, fui destinado al REGIMIENTO MIXTO DE ARTILLERÍA Nº 95, en El Aaiún, no olvidaré cuando llegamos, todos formados en patio de armas, esperando ser asignados al destino, y allí en ese momento, apareció alguien preguntando por administrativos o empleados de banca, yo levanté mi mano y al rato fui llamado a hacer una prueba en CAJA, pensé que la había hecho mal, pues los nervios casi no me dejaban articular los dedos, etc. Pero mi sorpresa fue mayúscula, cuando este mismo chico, JORGE DOMÍNGUEZ VALDÉS, me comunica que había sido elegido para estar en CAJA, tuvieron que cambiar las listas con los destinos de cada uno en AUXILIARÍA , PUES POSTERIORMENTE SUPE QUE IBA DESTINADO A EDCHERA, y aquí es cuando mi otro ÁNGEL DE LA GUARDA, personificado en ese gallego de Vigo, tan cerrado hablando, aparentemente un poco altivo que es Jorge, uno de los mejores amigos y recuerdos de mi estancia en la mili, y que influyó para que fuera destinado con ellos a Caja, ¡ sin conocerme de nada !
Una vez destinado a CAJA y ya en el barracón o batería de la Plana Mayor Administrativa, los nuevos compañeros de Caja se preocuparon aislarme las primera noches para evitarme las famosas “ pastillas “, aunque como es lógico no del todo, ya que no iba ser menos que los demás, pero he de reconocer que no fueron tan duras como he leído en comentarios de otros compañeros, legionarios o policías territoriales.

Normalizada la vida en el cuartel, los días transcurrían sin pena ni gloria, hice muy pocos servicios de armas, y todos ellos en los 3 primeros meses, pues luego fui rebajado de todo servicio, me ascendieron a cabo, sin saber porqué, ya que no hice curso de clase alguna.
En CAJA, tuve la gran suerte de compartir momento memorables con mis compañeros, con Jorge, Fernando, Pepe, que era el hermano del Sargento de Caja, un tipo más bruto que un arado, cabezón como él solo, tuvimos varios encontronazos, pero comprendí que la mejor forma de pasar el tiempo, era dejarlo correr y no complicarme la vida con nadie.
( Tengo que ir ordenando mis recuerdos, y seguiré contando lo que pasamos en Mayo con la visita de los miembros de la ONU, las bombas que nos arrojaron al cuartel, la visita del Príncipe el 2 de Noviembre, reconocer a la mejor persona como era y espero siga siendo porque viva el CAPITÁN DON JOSÉ PASCUAL MIGUEL, de Valladolid, tengo tan gratos recuerdos de él y me demostró en varias ocasiones su gran humanidad, que creo merece un capítulo aparte)
CONTINUARA…./…

Bernal García, Jesús. (CC) 20-01-2006
Artillería.
El Aaiún. 1975