“HISTORIAS EN EL TALLER”

Ya sabéis que en la mili hay mucho compañerismo y nos ayudamos mutuamente cuando tenemos algún problema. Yo estaba de jefe de taller, ya que tenia de recluta a otro mecánico, solo éramos 2 y por eso era yo el jefe. Un día tenía un Ford K de los 4 que teníamos para las piezas de Artillería, aparte de 2 Land Rover para los Oficiales. Como digo este Ford K tenia la bomba de freno quitada y la estaba reparando, cambiando pistón, gomas, etc y el pedal de freno se encontraba en su posición normal de conducción ya que se mantenía con un muelle. Estaba entretenido reparando un Land Rover cuando llega un compañero Cabo que por cierto los galones se le subían a la cabeza. En sus horas libres vino al taller y sin mediar palabra oigo que arranca el motor del Ford K, cuando giro la cabeza y lo veo que se lanza contra la pared (seguramente para hacer una “gracia” y frenar después) ,ya sabéis que los hangares no tenían puerta pero si la pared del fondo. Solo me dio tiempo de gritarle “!!Que no tiene frenos!!” pero ya fue tarde. Se estampo contra la pared y la consecuencia fue parachoques y el morro abollado, guardabarros también abollado, radiador perforado perdiendo agua, etc. Fue la única vez que un Artillero le echa la bronca a un Cabo y no al revés. Me dijo que el era Cabo y tenia cierta autoridad. Le conteste que en el taller ni un Cabo ni un Sargento tienen autoridad, más que el jefe del taller porque nadie más que el jefe sabe como están los vehículos y ni el Sargento ni el Teniente se suben en ningún camión para hacer nada y me preguntaban a mí como estaban los vehículos. En esta discusión aparece el Sargento… de taller, claro… ¿Que pasa aquí? ¡Mire mi Sargento como esta el morro del Ford K! ¿Y esto? ¿Qué a pasado? ¡Pregúntaselo al Cabo! Otra bronca que se llevo el Cabo, pues el Sargento ratificó la bronca que le di yo. ¿Y ahora que hacemos?, dijo el Sargento, se lo tendré que decir al Teniente. Le dije…mi Sargento no le diga nada al Teniente que nos quedan 2 meses para licenciarnos y el Cabo puede tener problemas. ¿Y si se entera el Teniente? Yo le dije “No se enterara” a menos que usted se lo diga porque esto lo arreglamos nosotros y el lunes cuando usted venga estará todo arreglado. Hera un viernes, y el hangar de Automóviles lo tenia al lado. Y aquí viene lo que digo al principio por lo del compañerismo, ya había hablado con ellos y estaban al corriente de lo que paso y se dispusieron a darnos toda la ayuda que nos hiciese falta como buenos compañeros. Trabajamos el sábado y el domingo, yo reparando parte de la mecánica y soldadura de estaño en el radiador y los compañeros de Automóviles reparando y pintando la parte de carrocería, de tal forma que el lunes cuando llegó el Sargento se quedo satisfecho por haber confiado en mí y el Teniente no se llego a enterar de nada. A partir de ese día al Cabo se le bajaron los galones de la cabeza y se le volvieron al pecho, y así seguimos los 2 meses que nos quedaban para la licencia, siempre que venia al taller me preguntaba por los vehículos.

Henarejos Narejos, Miguel. (B) 03-01-2017
Artillería.
Villa Cisneros. 1966-1968