Sobre el tema que cuenta Josep un piso más abajo, tampoco recuerdo que en dicho periodo de tiempo se perdiera ninguna carta. Si alguna se perdió, los interesados guardaron absoluto silencio, pues se hubiese intentando averiguar el motivo. Como anécdota, si recuerdo paquetes con signos evidentes de mordeduras de ratas o roedores. Los paquetes, generalmente, venían en barco y en las bodegas no era raro la existencia de ratas. En algún paquete se veía el orificio de entrada del roedor y el hueco producido en su interior. Casi todos estos paquetes traían comida. Y otra curiosidad, en mi tiempo de cartero me dirigí al entonces Presidente de las Cortes Españolas. Pues la carta llegó a su destino pues recibí una amable contestación de este señor. Una vez escrita y dado el destino y mi condición, dudé si debería haber utilizado algún procedimiento reglamentario. Pero, si este existía yo no lo conocía, la envié directamente y de igual forma recibí la contestación. Por último, los avisos de conferencia, que en aquellos años eran frecuente, solían llegar tarde, después de la hora del aviso. Algún problema me causó estos atrasos. Tenían un tratamiento semejante a los telegramas, pero de entrada llegaban tarde en muchas ocasiones. De momento fin a mis recuerdos de cartero. Saludos a todos, Román