CRONICA DEL ENCUENTRO NACIONAL. De nuestro amigo Fernando Jacinto de la Cuesta. De nuevo nos hemos vuelto a reunir para celebrar el que ha sido XVII Encuentro Nacional de Veteranos del Sahara, esta vez ya sin restricciones, aunque con las prudentes medidas de seguridad que nos fueron recomendadas. La localidad elegida para acogerlo ha sido Salou, bella localidad de la Costa Dorada que ya había sido sede de nuestro IV Encuentro allá por el año 2008 y otra vez hemos sido recibidos con los brazos abiertos por sus habitantes representados en la persona de su Alcalde, tal y como quedo patente en la recepción ofrecida a los miembros de la Junta Directiva de nuestra Asociación. Los compañeros de la citada Junta Directiva de la Asociación Nacional de Veteranos de la Mili en el Sahara, han vuelto a poner todo su afán en la tarea de preparar el encuentro y se han volcado en su deseo de procurar que el mismo estuviera a la altura de encuentros precedentes y otra vez lo han conseguido. La elección del Hotel para albergar a los saharianos y sus acompañantes, ha sido muy acertada ya que, a la par de una magnifica ubicación a pie de playa y unas inmejorables instalaciones, nos ha permitido disfrutar del trato y la amabilidad de sus trabajadores, los cuales, bajo una magnifica dirección, han contribuido a hacernos muy grata la estancia en el mismo. Tal y como estaba previsto, en la tarde día 21 se celebró en las instalaciones del hotel la Asamblea General de la Asociación, donde además de las correspondientes cuentas anuales, se procedió a la proclamación de la nueva Junta Directiva emanada de las elecciones celebradas recientemente, dando cuenta de la renovación en el cargo de Presidente del compañero Manuel García, al que siempre agradeceremos su implicación en la buena marcha de esta Asociación. Ya el día siguiente, tras las correspondientes fotos de grupo de todos los asistentes, llegamos al acto central del Encuentro: la Comida de Hermandad. Comida que por problemas logísticos hubo de celebrarse en el mismo hotel donde estábamos alojados y que resulto todo un éxito. La misma empezó por el ya tradicional detalle para con las señoras con la entrega de una bella flor. Luego una vez todos a la mesa, se nos presentó un estupendo menú que fue del agrado de todos los comensales, durante el cual, y como viene siendo habitual gracias a la generosidad del amigo Martínez Esquius, levantamos nuestras copas y degustamos su delicioso cava. A los postres se hicieron entrega de los diplomas a aquellos nuevos compañeros que aún no lo tenían por ser su primera asistencia a un encuentro, así como uno especial a dos compañeros por su constancia en acudir a todos y cada uno de los diecisiete encuentros celebrados hasta la fecha, el compañero Jesús Palomares y quien esto escribe Fernando J. de la Cuesta (esperemos seguir asistiendo a muchos más). Mención aparte merece el homenaje al personal de comedor y cocina del hotel, cuya presencia fue requerida para recibir un detalle por parte de la Asociación, así como los sinceros aplausos de agradecimiento de los comensales. Aquí llegamos a la parte emotiva de la velada, se pidió un minuto de silencio, respetuosamente seguido por todos, mientras por la megafonía se oían las notas de la canción “La muerte no es el final”. Sus acordes fueron seguidos por muchos de los asistentes, creando un perfecto coro que provocó nudos en las gargantas y lágrimas resbalando por las mejillas de hombres y mujeres recordando al amigo ausente, al compañero que ya no nos acompaña físicamente, aunque su recuerdo perdurará por siempre en la memoria de todos nosotros. Y pasado este bello momento de recuerdo y recogimiento, se dio por concluida la comida, tras la cual, los veteranos nos trasladamos a una de las terrazas exteriores del hotel a disfrutar de una buena sesión de baile. Aun quedó otra actividad reservada para la mañana del domingo, la excursión programada al Delta del Ebro donde pudimos disfrutar de un entorno único y maravillosos rematado por una excelente comida en uno de los restaurantes de la zona. Aquí de nuevo fuimos sorprendidos por la cantidad y calidad de los excelentes platos que tuvimos la oportunidad de degustar. Tras la comida un paseo en barco hasta la desembocadura del rio y regreso al Hotel a la caída de la tarde. Aún quedaron horas por delante para seguir con las charlas entre amigos y las primeras despedidas. Ha sido un bonito encuentro, un encuentro en el que hemos recuperado el contacto físico con los amigos y compañeros. Solamente nos queda felicitar a los compañeros de la Junta Directiva por la labor llevada a cabo de forma desinteresada y altruista para el disfrute de todo el colectivo, al tiempo que les deseamos suerte en la elección del lugar donde se celebrará el próximo encuentro, el listón cada día está más alto. En este Encuentro Nacional ha habido notables ausencias deveteranos que por uno u otro motivo no han podido acompañarnos, esperamos contar con su presencia en el próximo. Motivos personales me han llevado a este encuentro con ilusión renovada y una vez más he podido disfrutar de la cita con los compañeros de entonces y los amigos de ahora. Los bonitos momentos pasados se quedarán para siempre en mi saco de los recuerdos. Un fuerte abrazo a todos. Fernando J. de la Cuesta Villa Cisneros 1969