“RECORDANDO-II ‘LA DUDA’ “

LA DUDA
¿Era aquella cuerda de pita ignífuga?, porque… vamos a ver. bsp; bsp; Si teníamos un desgraciado accidente sobre el Atlántico y encontraban nuestros cadáveres antes que los tiburones, pues vale. Pero, ¿y si el accidente tenia lugar al despegar o aterrizar?, que dicen, es donde más posibilidades de siniestro existen, y en el 97 % de los casos seguido de incendio, entonces ¿para qué diablos nos dan una cuerda?.

LA LLEGADA
El destartalado Douglas DC3, hizo un giro y comenzó a adentrarse en el continente Africano.
Desde la ventanilla observo las primeras dunas, la interminable llanura pedregosa, algunas manchas de matorrales y lo que parecía ser el cauce, por su anchura, de un enorme río. Aquel paisaje me hizo recordar el que había dejado atrás, tan sólo 48 horas antes en mi terruño de procedencia: praderías que mostraban en toda su escala la variedad del verdor, infinidad de valles y en cada valle un río en el que desembocan cientos de arroyos; bosques milenarios e impenetrables, clima templado, fantásticas montañas, es decir: un paraíso. ¿Sería capaz de resistir allí abajo?. Mi mayor preocupación eran las altas temperaturas, de las que había escuchado narraciones increíbles.
El vuelo desde Madrid duró unas tres horas largas. Supe después que tuvo que realizarse bordeando la costa al no permitir Marruecos que aviones militares españoles sobrevolaran su territorio. Era manifiesto que en los años 70 España no mantenía buenas relaciones con el Reino de Marruecos. Fue precisamente en el año 74,coincidiendo con mi llegada, cuando empiezan a desencadenarse los primeros ataques a los puestos españoles situados al N del Sáhara, no eran de gran intensidad pero sí frecuentes. Mientras tanto Hassan II comenzaba a preparar la “gran jugada”, incautarse del Sáhara ante las narices de un Gobierno español débil y temeroso.
Naturalmente las emisoras en España seguían silenciando bajo prohibición, cualquier información sobre el tema del Sáhara. Entretanto, el Rey Alauita había hecho declaraciones públicas difundidas a todo el mundo sobre su intención de invadir aquél territorio con una marea humana. “Tomaré el té en el parador de El Aaiún para las navidades del 1974”, dijo el monarca. Y lo tomó pocos meses después de la fecha indicada.

SUERTE MULANA
Salvo los reclutas que ya en Madrid se habían tuteado con el señor DYC, al resto se les veía preocupados, con prudente temor ante lo desconocido. Tal inquietud ya había tenido ocasión de observarla en el viaje nocturno hacia la capital, reflejada en un extraño silencio en un tren repleto de los que tenían que ser bulliciosos quintos.
¿Adónde nos llevan?, ¿qué pinto yo allí?, eran las preguntas en la mente de todos, o casi todos, ya que alguno acudía a la llamada del Ejército de forma deliberada: los menos. Como anécdota diré que durante dieciocho meses fui voluntario de la Cruz Roja para poder hacer la mili, literalmente en casa, dentro de mi región y así no perder un año de trabajo. En los años 1970-1974 se podía cumplir el servicio militar en aquella institución, dentro de la región militar y en el propio ayuntamiento de procedencia, era una mili a la carta, pero al tocarme para África, a olvidarse de lo prometido y por no querer perder un año de vida laboral, como recompensa, perdí dos.
En los sorteos nunca tuve fortuna; ni lotería ni quiniela, ni tómbola de feria. Ahora bien, en el celebrado en la Caja de Reclutas, ahí sí que me tocó.
De los aproximadamente 4.500 números metidos en el “bombo”, la bola que saliera pasaría a ser la número 1, y como la mía era la siguiente a la que brotó de aquella enorme jaula redonda, por tanto, en principio conseguí el 2º premio, pero aún tuve más suerte, el recluta que tenía el uno estaba exento o pendiente de reconocimiento médico, motivo por el cual, me adjudicaron el primero.
¡ATENTOS!, dijo un sargento:
— Del 1 al 15, “a la Policía Territorial del Sáhara”.
¿ Y qué leches es eso?. Pregunte a cuantos tenía alrededor. Nadie me supo contestar, el que más, con un encogimiento de hombros.
— Del 16 al 2.020 “p´Africa”.
De estos, unos 400 se fueron para Ceuta y Melilla, y el resto, para el BIR de Cabeza de Playa; los restantes se quedaron en la Península; los hubo hasta “exentos”.
¡Joder con África!. ¡Puta suerte!
Qué equivocado estaba.
En el centro, siempre en el centro.-
Con su característico chirriar, el tren de aterrizaje nos dio la bienvenida. ¡Ya estáis en el Sáhara!, a partir de ahora “buscaros la vida”, frase muy al uso en todo cuartel como pude comprobar.
Un conocido que había hecho ese mismo desplazamiento un año antes me advirtió: No te quedes de los últimos para salir del avión, que les mandan barrerlo, retirar y vaciar el balde que hay en la letrina (en la más baja acepción de la palabra), era sencillamente medio bidón con asas.
Naturalmente no fui de los últimos en salir , pero tampoco de los primeros, cuestión que siempre tuve muy presente en toda la mili. Descubrí que el mejor sitio estaba en el centro. Ni voluntario, ni cagón, en medio, siempre en medio.
Todo el contingente formó delante del hangar y comenzó la selección por destinos: los BIR, aquí; los de la Territorial a este lado; los quieran apuntarse a la Legión en este otro.
Formados los reclutas, acuden como moscas a la miel los banderines de enganche del Tercio con su propaganda: “En la Legión cobraréis (creo recordar) 6.000 pesetas mensuales, mientras que de soldado “normal” os darán solamente 1.000, además disfrutareis de una piscina “, ¿piscina?, ¡sííí, sííí!, pero lo que no decían era que estaba a más de 500 Km., en Villa Cisneros, motivo por el cual, el que se quedase en El Aaiún o Smara, y no digamos los destinados a otros destacamentos del interior, el mayor caudal de agua que verían sería el de las jarras a la hora de la comida. Se podían apuntar al Tercio todo recluta que quisiera, excepto los de la Territorial. Francamente, aquella exclusión aún desconociendo el motivo, me “mosqueó”.

COMPAÑERISMO
El primer convoy de camiones –- todos de color ocre, limpios, con sus asientos laterales, sus escalas para subir, distintivo de matrícula ET– se acerca y sitúa en perfecta formación delante de cada grupo de reclutas formados en línea de tres. Desde un extremo de la formación una voz grita ¡arriba!, y, cual corderitos azuzados por el carea, comenzamos a subir a los camiones.
¡¡IDIOTAS!! fue el primer epíteto dirigido a los recién llegados, “graznado” por un sargento – por su edad, vislumbré que sus galones habían sido logrados a base de comer muchas raciones de pan en los cuarteles – “los de la Territorial, ¡tontos de baba! esos vehículos no son para vosotros, tenéis que esperar vuestro propio transporte” (nuevo mosqueo).
Efectivamente, cuando ya todos habían abandonado el aeropuerto, después de unos minutos de espera vemos llegar dos camiones <>, con matrícula GSH, blancos, uno casi limpio, el otro, no tanto, sin asientos, sin escala para subir; (por cierto, en uno de ellos me tocó varias veces descargar a pala la basura del campamento: ¿es que los camiones que había en el Sáhara no tenían volquete?).
La caja del Pegaso le llegaba a alguno de los reclutas a la altura de la nariz, resultando para muchos imposible o muy difícil subir sin ayuda. Los primeros brazos comienzan a aparecer desde lo alto del camión. Las primeras manos de los más fuertes y ágiles se cruzan con las de los mas patosos y débiles, de esta forma, quienes no habían intercambiado ni una sola mirada, ni tan siquiera una palabra durante el vuelo de tres horas y pico, cuando llegamos al campamento después de 10 minutos, empezaron a sentirse compañeros.

Urrieles Dobra, Mateo. 28-10-2004
Policía Territorial


Otros relatos del mismo autor:
Relato 010a.- “RECORDANDO-I ‘INICIO’ “
Relato 010b.- “RECORDANDO-II ‘LA DUDA’ “
Relato 010c.- “RECORDANDO-III ‘HATARRAMBLA’ “
Relato 010d.- “RECORDANDO-IV ‘AUTORIDAD Y DISCIPLINA’ “
Relato 010e.- “RECORDANDO-V ‘EL CUARTEL’ “
Relato 010f.- “RECORDANDO-VI ‘EN EL AAIÚN. DE REGRESO’ “
Relato 010g.- “RECORDANDO-VII ‘LOS DE REEMPLAZO’ “