“SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO”

Una calurosa noche de verano tuve un sueño, no fue un sueño mas, sino que fue un sueño recurrente que ya otras veces me había atormentado, y este sueño era que de nuevo me volvían a llamar para cumplir el Servicio Militar y por más razones que yo les daba y por más demostrarles que ya había pasado por semejante experiencia, desoyendo mis suplicas, me veía arrastrado de nuevo a un destartalado tren que me trasladaba a Cádiz, para desde allí embarcar en un viejo buque de la Trasmediterránea que me depositaría de nuevo en Cabeza de Playa, otra vez estaba en el Sahara.
A estas alturas del sueño, un sudor frío recorría mi espalda, pero este empezó a remitir a medida que volvía a vivir todo aquello, encontrarme de nuevo con los compañeros, saber de antemano mi destino, ello me hacia ir cambiando mi angustia por un estado de tranquilidad, estaba realizando lo que muchos habíamos pensado alguna vez, repetir la experiencia, pero con el conocimiento de cuanto me iba a pasar.
El BIR me pareció más grande e incluso más habitable, los veteranos que ejercían de auxiliares, se mostraban a mis ojos un poco más humanizados, e incluso los mandos parecían como si me tratarán de otra forma, como apreciando el esfuerzo que para mí suponía repetir mi servicio militar.
Me vi, de nuevo marcando el paso y disfrutando del baño higiénico, de la limpieza de perolas en la arena y de los viajes al campo de margaritas, evitando la hora clave del arriado de bandera, ya sabéis que alguno tuvo problemas por no mantener la postura digna que tal acto requiere, asistiendo a las clases de teórica a la sombra, entre dos barracones, el pase de lista por la noche, que casi siempre se convertía en un momento de jolgorio, nunca faltaba el despistado que se confundía de compañía, las cervezas en la cantina, los helados del canario.
En fin momentos agradables, ya que por un extraño mecanismo de mi memoria, no podía recordar los momentos malos, que seguro que los hubo, pero no ahora en mi sueño.
Y cuando ya estaba resignado a mi suerte y empezaba a disfrutar de mi nueva “mili”, llego la mala noticia, me comunicaron que efectivamente yo tenia razón y que ya había cumplido para con mis obligaciones con la Patria, así que me iban a montar en un avión y devolverme a mi vida civil, de donde no debía haber salido.
¿Queréis creer que a estas alturas la noticia más que alegrarme, me causo un infinito desasosiego?, yo no quería volver, yo quería estar con mis compañeros,
Pero esta vez mi sueño recurrente tuvo un desenlace inesperado, me desperté bruscamente, de nuevo empapado en sudor y sin saber muy bien en donde estaba, pero en mi interior , me pareció oír una voz que me decía “no te preocupes, volverás a estar con ellos, podrás de nuevo abrazarles, disfrutar de sus anécdotas y de su compañía, podréis de nuevo tomar unas cervezas y mirar al cielo para contar las estrellas de la noche sahariana”.
Aunque para ello haya que pensar en hacer algo parecido a una de las formaciones en la explanada del BIR, una formación en la que pudiéramos estar todos, los más veteranos y los más jóvenes, sin importar el lugar, la fecha ni el arma en que se estuviera, una formación a la que pudiéramos asistir con nuestras esposas, para que comprendieran mejor cuanto les habíamos contado una y mil veces., en fin una reunión de amigos.
A la que podríamos llamar
“ ENCUENTRO DE VETERANOS SAHARIANOS “
Y llegado a este punto me desperté y me di cuenta de la suerte que tenía, podría disfrutar de un sueño, así que empecé a prepararme para acudir primero a Ceuta y luego a Segovia.

De La Cuesta Bellver, Fernando Jacinto. (M) 25-03-2007
Intendencia.
El Aaiún, Villa Cisneros. 1968-1969


Otros relatos del mismo autor:
Relato 036.- “SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO”
Relato 098.- “RETORNO AL BIR 40 AÑOS DESPUES”