ME OLVIDÉ DE SUBIR LA BANDERA Y CASI PROVOCO UNA GUERRA
Base Agrupación Tropas Nómadas de MAHBES.

Reemplazo abril del 1974. Sali de Girona el 16 abril en tren con parada en Barcelona y llegada a Madrid al día siguiente. Un par de días más tarde ya estábamos en el BIR en Cabeza de Playa.

La instrucción habitual en un par de meses, tiro, baño higiénico, jura. En el sorteo de destinos me toca Tropas Nómadas, bueno, no me disgustó la idea de conocer desierto y cosas nuevas. Al dejar el BIR la primera parada la hicimos en el cuartel de ATN de El Aaiún, a los elegidos para Mahbes nos dieron una charla explicándonos un poco lo exótico de nuestro futuro hogar y a cada uno nos dieron un viejo mosquetón y cuatro balas, cuatro balas contadas, nos dijeron que las guardáramos bien que nos harían falta.

Subidos a los camiones del convoy y después de una larga jornada llena de saltos y polvo hicimos noche en Echedeiria, los veteranos nos dijeron que en Mahbes era la gloria, mucho mejor que aquí.

Llegamos a Mahbes a media mañana, había un doble circuito de alambradas con campo de minas entre ellas y justo a la entrada de la Base trincheras con sacos de arena y morteros 120 mm.

Nadie de nosotros abrió la boca, solo mirábamos a nuestro alrededor pensando qué íbamos a hacer allí, si no había “nada”. Nosotros que salimos del BIR dos días antes, con ropa limpia, afeitados y con el pelo casi al cero nos encontramos con que tanto mandos como los soldados de la base iban vestidos a su aire, cabellos largos, pantalones cortos o largos, con camisa o sin ella y sin ningún pudor por estar bien aseados. En pocos días comprendimos el porqué de todo aquello y nos integramos rápidamente al grupo.

En Mahbes no había nada que nos recordase al mundo de donde veníamos, no había ni televisión y la radio se escuchaba con dificultad. Los días festivos la única distracción era acercarse al frig (pueblo) a tomar el té con algún nativo del cuartel en su jaima o jugar partidos de futbol entre nosotros y ellos. La mitad de los nómadas de la Base éramos españoles y la otra mitad nativos que por la tarde se retiraban a sus tiendas a pasar la noche. El sueldo de ellos era muy superior al nuestro, en cambio aparte de la instrucción y nomadeos estaban casi todo el tiempo sentados, discutiendo entre ellos, tomando té, rezando o durmiendo.

La sola alegría y contacto con el mundo llegaba a través del avión estafeta, dos veces por semana nos traía noticias y cartas de novias y familia. Recuerdo como escrutábamos el cielo los días que venía, a ver quién lo veía primero. Los pilotos solían ser muy comprensivos y amistosos con nosotros, subirnos a la cabina y soñar que volábamos a la península era una cosa habitual que todos hicimos un día u otro.
Continuamente salíamos de patrulla motorizadas, unos cinco o seis land-rover a dar vueltas hasta las fronteras tanto de Marruecos como de Argelia, las patrullas duraban unos diez días, a mí me encantaba salir de patrulla, era entretenido ya que siempre estabas ocupado entre levantar el campamento, preparar la comida, la cena, hacer el pan de cada día, buscar leña para el fuego, etc. Por la noche fueron memorables las tertulias que tanto mandos como soldados disfrutamos juntos contando historias y chistes, todos alrededor del fuego y con millones de estrellas brillando en el cielo. Así pasábamos los días, semanas y meses en Mahbes. Prácticamente aislados del mundo real. Tinduf en Argelia era el pueblo más cercano donde por la “Fiesta Mayor” alguno de nuestros mandos acudía invitado por el alcalde para presidir las fiestas populares, lo que constata que existían buenas relaciones de vecindad.

Estas patrullas las formamos personal mixto, mitad nativos y mitad españoles. Se dan nombres en clave a cada patrulla y estamos obligados de llamar por radio a la base al menos dos veces al día. En una las patrullas de principios de mayo los nativos se rebelaron, se declararon polisarios y apresaron a los españoles, era la patrulla Domingo, en la refriega murió el soldado nómada de Burgos, Angel Moral cuando intentaba ponerse a salvo y defendiendo a sus compañeros. El resto estuvieron prisioneros varios meses en Tinduf. Estos hechos marcaron distancias con los nómadas nativos con los cuales ya no tuvimos la confianza de antes.

En el mes junio del 75 sucedió lo que no voy a olvidar en mi vida. Era el día 6 ó 7 cuando estando yo de Cabo de Guardia este día, se me olvidó subir la Bandera. Salí del cuerpo de guardia a dar un paseo cuando veo un Land-Rover parado delante de la primera alambrada, un poco raro me pareció el vehículo para ser de nuestra Base. ¡Voy a buscar al teniente Del Valle y su expresión literal fue “Ostia! ¡Pero si es marroquí “! Inmediatamente todo el mundo en la base se puso a sus deberes corriendo de un lado para otro y ocupando posiciones. Todos a las armas.

El teniente me ordenó salir con mis soldados a la trinchera justo a la salida de la puerta principal de la base, el land-rover estaba provisto de un cañón 106 mm sin retroceso y bien armado. Al salir, el teniente Del Valle me dice: Cabo Bou, apunta al coche y si se mueve, dispara. Le dije, mi teniente, disparo con trazadoras para advertirle, ¿verdad? ¡NO! apunta bien con el cañón de 106, y si se mueve, ¡dispara!

Apunto fijamente al land-rover marroquí, pienso que, si tengo que disparar y fallase el tiro, justo detrás en su trayectoria había casas y jaimas del frig de los nativos. Por suerte para todos, el coche no se movió. Al cabo de un buen rato aparece una bandera blanca en el vehículo invasor del que bajaron un par de militares desarmados. El oficial de guardia fue a parlamentar con ellos, dijeron que se habían acercado a la Base de Mahbes pues les habían dado orden de ocuparla creyendo que los españoles la habíamos abandonado.

Quedaron acampados en las cercanías, incluso les disparamos con el mortero de 120 mm en señal de advertencia y que no se movieran de donde estaban. Vimos que no pensaban moverse ni mucho menos atacar la Base, pasaron la mañana tomando un té tras otro.

Ya a mediodía sobrevolaron la zona a vuelo rasante dos F-5 para reafirmar nuestra superioridad militar, supongo. Moviendo sus alas encima de nuestras cabezas, recuerdo que el brigada me dijo estas palabras: “con qué estábamos solos, ¿eh?”. Personalmente pienso que estos cazas podían haber estado ahí antes de las 9, a mediodía cuando vinieron a observar que pasaba, estábamos todos acojonados, sinceramente.

A media tarde llegó una patrulla de legionarios quienes rodearon a los marroquíes que se entregaron sin ninguna resistencia, desarmados, los trajeron a la Base y los acamparon fuera entre la alambrada y la muralla. Recuerdo que su armamento era nuevo de trinca, fusiles automáticos kalashnikov y algún misil Sam-7. Nunca habíamos visto unos fusiles como aquellos. Pensamos que si hubieran querido atacarnos nos hubieran hecho daño de verdad pues nuestras armas eran de inferior categoría. Por los comentarios que corrían por la Base quizás lo que querían era que les capturásemos como si desertaran de las FAR, pues algunos de sus mandos charlaban con nuestros nativos como si se conocieran de toda la vida.

Aquellos hechos comenzaron a marcar el final de Mahbes. Con los legionarios en la Base se terminó la tranquilidad, tuvimos que repartir turnos de comedor y de cantina para evitar chispas. A los pocos días abandonamos la Base a su suerte y nos desplazamos al cuartel de ATN de Smara. Se organizaron nuevas patrullas de reconocimiento hacia la frontera norte, aquí éramos al menos unos veinte land-rover por patrulla, al salir nos dijeron que en dos días estaríamos de regreso a Smara sin embargo creo que nos paseamos al menos ocho o diez días y en un ambiente muy tenso, pues todos pensábamos que aquello iba a acabar mal. En Mahbes estábamos muy bien alimentados comparado con lo que comimos en Smara y durante la patrulla, básicamente latas de atún, sardinas y garbanzos como dieta principal.

Ya a finales de junio 75 nos licenciaron. En Mahbes llegué a pesar casi 90 kilos, al final de junio estaba en los 65. Con un buen amigo de Pamplona quedamos en que nos veríamos allí por los Sanfermines, y así fue.

Cuando pienso en Mahbes, la bandera que me olvidé de izar y apuntando al land-rover de las FAR con el cañón de 160 mm, doy gracias a que se entregaron, sino no sé lo que hubiera pasado.

Josep Bou Ribas. Abril 74 a junio 75. Cabo ATN. Mahbes,