UNA ANECDOTA SAHARIANA. ¿ UN MILAGRO? ¿SUERTE? ¿BARAKA ?
Antes de contar la anécdota del Sahara, voy a contar lo que antes había ocurrido en la Academia General Militar de Zaragoza.

Era 1955 y en unas maniobras con fuego real a un compañero mío se le escapó una granada haciendo explosión cerca de donde me encontraba. Solo recuerdo que me encontré internado en el hospital militar y que ,a D. G., pude, unos dias después, continuar el curso con normalidad.

Ahora, gracias a la mili en el Sahara, y después de cincuenta años, puesto en contacto con algunos veteranos que hicieron la mili en la 2ª Cía. que mandaba, hemos recordado varias anécdotas, como la del asistente que vendía churros en el Aaiún, el de ese muchacho que se incorporó despues de disfrutar de varias prórrogas de estudio y que tanto ayudó a sus compañeros de llamamiento, granjeándose el aprecio y el respeto de todos nosotros.
Ahora me han recordado el incidente producido en un lanzamiento de granadas en el BIR y que, si no recuerdo mal, fué en 1969-Primer LLamamiento.
Todos sabéis que los honderos Baleares, lucharon junto a Anibal contra los Romanos y que eran uno de sus más importantes apoyos. Intervinieron en las batallas de Trebia, Cannas con gran triunfo de Anibal.
Pues bien, a los niños en Baleares, cuenta la leyenda que sus padres les ponian los alimentos en las cimas de los árboles y si querian comer tenian que alcanzarlos con una piedra lanzada con una honda.
Vareis por qué comento esto antes de ir al asunto del título.
Estábamos en el campo de lanzamientos de granada (bombas de mano). Algunos reclutas,c omo era lógico,tenian ciertos reparos a la hora de lanzarlas, a pesar de estar siempre acompañados por el Teniente de su Sección, Barber, Sanz o Padrón y de lanzarlas detrás de un parapeto hecho con sacos de arena.
Antes de iniciar el ejercicio y con el fin de tranquilizar y dar confianza, como Capitán de la Compañía lanzaba unas cuantas granadas.
Pero hay cosas inexplicables, pues ni en mis diez años de Teniente (tres veces fuí profesor de artificieros, con levantamiento de todo tipo de proyectiles) ni en los que llevaba de Capitán, había tenido el más mínimo accidente.
Pero tenía que pasar.
Al lanzar una de las granadas y sin que, ni aun ahora, me lo explique, la granada, tal vez por engancharse la cinta del seguro de distancia (el seguro de distancia es una cinta que impide que la granada explosione a menos de diez metros del lanzador) en el correaje, salió como si hubiese sido lanzada con UNA HONDA por un hondero Balear. Lo digo por la velacidad no por la puntería, pues salió en dirección contraria a la deseada y fué a caer en donde se encontraba sentada la Compañía.
Mientras su trayectoria se dirigía y se acercaba a la Cía. estoy convencido que todos esperábamos lo peor. Cerrad los ojos e imaginad una granada en dirección vuestra.
Pero no hubo heridos graves gracias a que los que se encontraban más cerca del lugar de la explosión pusieron, intuitivamente, las suelas de su calzado como parapeto, lo que disminuyó la onda expansiva y pararon numerosos trocitoz de metralla.
Hubo un herido por metralla en la espalda, fué curado, inmediatamente, por el Capitán Médico y los Sanitarios y posteriormente dado de alta.
LA COMPAÑÍA TUVO SU ANGEL DE LA GUARDA.
Este accidente no produjo una reacción negativa en los ejercicios siguientes´más bien todo lo contrario, muchos deseaban repetir el ejercicio.
A partir de entonces en vez de a 20 metros los que no actuaban se sentaban a 35 ó 40, pero nunca volvió e repetirse algo igual.

Dedicado al Tte. Barber, Sanz y Padrón y a amigos saharianos: Quevedo, Guerrero, Aurelio Fuentes, Rufino Ojeda y Raba Miguel (D.E.P.) que me lo han recordado y a todos vosotros por leerme.

¡NUNCA LO HE OLVIDADO!

Guasch Cañas, José. (IB) 16-01-2020
Coronel.
BIR 1. 1968-1970


Otros relatos del mismo autor:
Relato 076.- “ENCUENTRO INESPERADO”
Relato 079.- “JUVENTUD Y MILICIA EN EL SÁHARA Y EN OTRAS GUARNICIONES”
Relato 085.- “EL COMBATE DE EDCHERA”
Relato 123.- “UNA ANECDOTA SAHARIANA”