«LA NOCHEBUENA DE LOS SIN TECHO»
CUENTO DE NAVIDAD.

Cuando llegan estas fechas próximas a la Navidad, siempre me hago la misma pregunta ¿Dónde pasarán la Nochebuena los “sin techo”? Hay un dato real y escalofriante, cifras que nos informan que en España hay censados más de 40.000 mendigos o indigentes y cerca de la mitad pasarán la noche del 24 de Diciembre a la intemperie en la más absoluta SOLEDAD, pese a las campañas de Caritas, Cruz Roja u otras ONG.
El tema que voy a narrar es súper-conocido y muy trillado, pero haciendo uso de la imaginación y fantasía creativa, voy a contar este CUENTO (y que cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia).

“Miguel y Marta, era un matrimonio que al llegar a los 65 años y meses, acababan de jubilarse, por ello este año las Navidades podrían ser muy especiales ahora ya sin responsabilidades laborales, sin embargo y por otro lado sus dos hijos, ambos solteros, eran afortunados por no tener pareja y además ocupar un puesto de trabajo; sin embargo en esta ocasión la noche del 24 de Diciembre no la podrían celebrar los cuatro juntos.
Iván era bombero y le había tocado guardia esa noche y María enfermera en un hospital en Londres (Inglaterra–UK.-) no le habían dado vacaciones. Así que nuestra pareja de jubilados deberían pasar la Noche Buena ellos solos.
Al atardecer del 24 de Diciembre, Miguel ayudaba en las tareas de la cocina a Marta en un absoluto silencio, cuando le lanzó la siguiente idea:
– Ya que por circunstancias muy concretas vamos a estar solos ¿Por qué no invitamos a JUAN?
(JUAN, era el “vecino“ de enfrente, un sin hogar, un sin techo, un indigente, que aprovechando un amplio espacio en la entrada de unas Oficinas de Seguros, llevaba más de dos años instalado al raso, durmiendo sobre una base de cartones y para mitigar el frío se metía en un saco de dormir de montaña).
Marta, le respondió:
– Pues si a ti te parece bien, a mí también. ¡Anda baja y díselo!
Miguel bajó y se dirigió a JUAN, pues ya en alguna ocasión se había cruzado algún saludo.
– ¿Qué tal JUAN? Mi mujer y yo vamos a pasar la Noche Buena solos y hemos pensado que si quieres nos puedes acompañar compartiendo mesa y cenando los tres juntos.
Sin saber que responder por un momento se le humedecieron los ojos y guardo silencio, su rostro se iluminó y su mirada quería decir tantas cosas que Miguel enseguida lo captó.
– No te preocupes, porque vayas un poco sucio y algo descuidado, dentro de media hora bajo a por ti y mientras voy a prepararte ropa limpia y la bañera para que te asees.
Le preparó ropa limpia y nuevamente bajo a por él.
JUAN todavía no había reaccionado y a duras penas pudo articular la palabra.
– ¡Gracias¡
Tomaron el ascensor y ya con la puerta abierta le esperaba Marta con una amplia sonrisa de bienvenida.
– Pasa JUAN, pasa y gracias por aceptarnos a compartir la cena de esta Noche-Buena. Ya te indico el cuarto de baño, te duchas, te aseas y ahí tienes ropa limpia que supongo te valdrá, creo que tienes la misma talla que Miguel.
Dejó el “macuto” en la terraza y pasó al aseo. Cuando salió aquel hombre barbudo, de pelo largo y descuidado, recién lavado, perfumado y “planchado” parecía otro, incluso el que se sentía hundido y “escoria” de la sociedad, por momentos había recobrado la dignidad como persona.
Se sentaron a la mesa y JUAN para agradecer la generosidad comenzó a narrar su historia.
– Yo heredé de mi padre una importante Empresa de construcción que el había conseguido piedra a piedra, ladrillo a ladrillo. En la década de los «sesenta» (1.960/1.970) mi padre era un modesto albañil pero gran profesional, no le faltaba trabajo y además de conocer la albañilería, también dominaba la fontanería, electricidad y carpintería.
Comenzó a comprar casas y pisos destartalados que reformaba totalmente convirtiéndolos en viviendas confortables y modernas.
La ilusión de mí padre es que hubiera sido un buen estudiante y haber realizado la carrera de Aparejador o Arquitecto, pero cuando cursaba 3 de Bachiller Elemental, fracasé y abandoné los estudios; en plena adolescencia era un poco «bala» y pasaba el día en los futbolines, billares , boleras, además de encantarme las motos.
Si quería costearme mis vicios debía ayudar a mí padre, pero al cemento, al yeso y la arena … les tenía «alergia».
Así que en Enero de 1.970 el año que en Septiembre cumpliría los 20 años, me aliste voluntario al Tercio Extranjero con el fin de anticiparme en un año y hacer el servicio militar obligatorio.
Me asignaron el III Tercio -D. Juan de Austria- incorporándome en el Cuartel Sidi Buya del Aaiún (Sáhara O. Español). En Abril/1.970 juré Bandera y me convertí en un Caballero Legionario, aún no llevaba los 6 meses cuando mi Compañía al mando del Capitán Carlos Díaz Arconcha el 17/Junio/1.970 intervino para apaciguar jóvenes exaltados en el Barrio de Hatarrambla, fue una operación valiente, que se saldó con un no deseado baño de sangre.
Aprovechando la oportunidad que me brindaba el Tercio y la escasez de conductores me matricule para sacarme el carnet de conducir y que aprobé a la primera, llevaba ya un año y dada mí pericia me propusieron conducir una tanqueta y además hiciera los cursillos para Cabo (-tomatero-) y que también conseguí.
Después renovaría por años consecutivos 1971/1.972/1.973. Fueron CUATRO años que me han marcado de por vida, pero no me arrepiento.
En 1.973 mi padre cayó enfermo y desde casa me insistían que ya era hora de que retornara al hogar familiar y ahora ya con 24 años hacerme cargo del negocio que había «amasado» mí padre.
Ya con la cartilla “blanca” de mi licencia aterricé en Barajas y que coincidencia aquel 20/Dicbre./1.973, Madrid era un auténtico caos y reinaba un gran desconcierto por la mañana habían asesinado al C. General Carrero Blanco. Por un momento mí ardor «guerrero», mí espíritu y Credo de Caballero Legionario me hubiera ido al Banderín de Enganche y colaborar en detener a los asesinos; pero en casa me esperaban para celebrar quizás las últimas Navidades en compañía de mi padre, como así fue el 28-Dicbre./1.973 nos dio una “inocentada” partiendo al más “allá”.
Recién estrenado el nuevo año 1.974 me hice cargo de la Empresa de Construcción-Inmobiliaria que mi padre había conseguido a base de trabajo, dedicación y un buen equipo: Urbanizaciones, Edificios, Chalets… inimaginable para mí desde el Sahara y que yo ahora debía dirigir.
Hubo años espléndidos con saldos muy “positivos” de las cuentas de resultados y bancarias, así que antes de finalizar el siglo XX me dio por viajar incluso al extranjero visitando los mejores Casinos de Azar, Salones de Juegos, selectos y privados cabarets, los mejores y más caros Restaurantes de medio mundo, alternando con empresarios multimillonarios, políticos “corruptos”, directivos bancarios “mafiosetes” y ”azafatas” de alto standing, en fin fue una vida de súper-lujo, vicio, lujuria y gula.
Pero ya entrado el siglo XXI con la crisis en la construcción y el estallido de la burbuja inmobiliaria los negocios cayeron en picado, y los «buitres» de los Bancos embargaron todo mí patrimonio y mi fortuna un tanto «ficticia» se desmoronó como castillos de naipes, hasta llegar a la más absoluta pobreza, los sufridos trabajadores también perdieron sus empleos y con ello la ruptura laboral y social, incluso en algunos casos (como en el mío) los lazos familiares con la esposa e hijos; así que llevo doce años hundido en la miseria, sin ningún tipo de recursos a merced de las Hermanitas de los Pobres que me dan un bocadillo por las mañanas y al comedor de Caritas donde realizo la comida de medio día, también debo de agradecer a la generosidad de algunas personas que me dejan pagado un café o me ayudan con alguna moneda.
Estaban a punto de comenzar la cena, cuando la Televisión se disponía a dar el mensaje de su Majestad, cuando JUAN con amabilidad dijo:
– Perdona, pero prefiero que apagues el televisor no soporto el mensaje ni el discurso del Rey, creo que siendo Príncipe arengó a las Tropas Españolas y prometió que nunca el Sáhara sería marroquí.
A Miguel le pareció bien, él tampoco lo tragaba desde el 23/Febrero/1.981 pues para reforzar la Monarquía había autorizado y dado el visto bueno al diseño de su «padrino» el General Armada el “Golpe de Estado del 23-F”.
– ¡Estupendo!. Vamos a aparcar los temas políticos y comencemos a disfrutar de la cena y continuar dialogando.
Degustaron una exquisita cena y brindaron por la Navidad y aunque Marta insistió en que se quedara a dormir en el piso, JUAN se negó rotundamente, cogió su macuto y cuando pretendía irse Miguel le dio otra opción, tengo habilitado el trastero con una cama-nido la abriremos, enchufaremos la estufa eléctrica y allí podrás pasar no solo esta noche sino las que restan del invierno a una temperatura bastante mas aceptable y no soportar la gélida y heladora noche a la intemperie de este 24 de Diciembre y las próximas.
– Quédate con la llave y ya sabes donde pernoctar las demás noches.
Juan asentó con un gesto de gratitud, humedecidos sus ojos y emocionado no pudo articular palabras.

Martínez Del Pino, José Vicente. (Z) 20-11-2019
Ingenieros.
El Aaiún. 1971-1972


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